Ser mamá es quizá la experiencia más maravillosa que pueda tener una mujer cuando el futuro hijo es querido y deseado.
Sin embargo, hasta llegar a ver la cara de nuestro bebé han de transcurrir nueve meses de camino que para algunas se nos convierte en largo, molesto y casi tortuoso (aunque luego se nos olvida todo en segundos).
Dolores de espalda, ciática y retención de líquidos son algunos de los inconvenientes que muchas hemos sufrido o vamos a sufrir por nuestro deseo de traer a un pequeño al mundo.
Retención de líquidos durante el embarazo
De estas tres molestias, hoy nos vamos a ocupar de la retención de líquidos que suele ser una de las más comunes durante el embarazo, especialmente en los últimos meses antes de dar a luz, y sobre todo, si este periodo transcurre durante el verano…
En primer lugar, hay que saber que gran parte del peso que se gana en el embarazo, especialmente al final, es líquido, y por tanto, nuestro organismo los distribuye como buenamente puede.
Esto es debido a que nuestras vísceras, especialmente el útero, se recolocan para dejar espacio al feto, y en esta recolocación se comprimen los vasos sanguíneos que llevan la sangre de los miembros inferiores al corazón, provocando una peor circulación de retorno y linfática.
Para paliar esto, lo aconsejable es, cada vez que se pueda, descansar con las piernas elevadas y aplicarnos masajes de forma frecuente.
Existen dos tipos de masajes recomendados para reducir la retención de líquidos en función de las necesidades de cada futura mamá. Por un lado, hay que darse masajes circulatorios si la sensación que se tiene es de pesadez; o masajes linfáticos, si la retención es importante y se tienen las piernas y tobillos muy hinchados.
Asimismo, es aconsejable usar cremas o geles que ayuden a refrescar la zona y que nos proporcionen una descarga de inmediato.