Si eres de los que sufren de forma desmesurada por todos los problemas que te rodean, por las presiones tanto sociales como psicológicas a las que te ves sometido en cada faceta de tu vida, y es más, te ves incapaz de dar una respuesta a todas estas situaciones que te generan malestar…no hay duda, tienes estrés.
Definimos el estrés como una respuesta inadecuada de nuestro organismo a cualquier tipo de acontecimiento o suma de circunstancias que nos rodean. El exceso de presión puede conducir a un exceso de alertas de nuestro organismo que a la larga nos puede causar un desequilibrio e incluso patologías diversas si los estímulos o situaciones estresantes se mantienen durante largos períodos.
Así, en este estado de alteración y desasosiego, jamás alcanzaremos la sensación de bienestar, la calidad de vida y la felicidad a la que todos aspiramos.
El estrés supone una sobrecarga para el individuo, y aunque no se puede considerar como una enfermedad, puede transformarse en un método de autodestrucción y debe tratarse inmediatamente.
Por eso, si crees que sufres de estrés, no debes asumirlo como parte de tu vida y conformarte con vivir así, sino que debes ponerte manos a la obra y consultar a un especialista que te ayude a tratarlo; porque el estrés puede ser fácilmente controlado con las herramientas de relajación necesarias.
A algunas personas les funcionan actividades básicas de relajación tales como respirar profundo, poner la mente en blanco, caminar, dar un paseo, hacer yoga o pilates,… Lo que está claro es que el estrés se intensifica si llevamos una vida sedentaria, así que uno de los principios para luchar contra esta dolencia es hacer ejercicio físico regularmente, ya que conseguirá que nos relajemos.
Asimismo, es importante acudir a un fisioterapeuta que mejorará tu estado a través de masajes relajantes de piernas, pies, brazos, manos, espalda y cara.
Y por supuesto, llevar una alimentación saludable, dormir adecuadamente de 6 a 8 horas, evitar el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco, intentar pasar la mayor parte del tiempo haciendo cosas que te gusten y mantener un tiempo y un espacio suficientes para desarrollar nuestra vida familiar en particular y nuestras relaciones sociales y afectivas en general.
Con todo esto, le habrás ganado la batalla al estrés y conseguirás se un poquito más feliz. ¡No te rindas!