Si eres de los que sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena, quizá también seas de los que sólo se acuerdan del fisioterapeuta cuando sufres alguna lesión o dolencia.
Sin embargo, la fisioterapia es una disciplina que tiene una importante labor preventiva, y que usada antes de llegar a necesitarla por obligación, puede hacer que prevengamos lesiones o dolencias frecuentes.
La rutina, las largas jornadas de trabajo, tienen siempre un efecto en nuestro cuerpo. Tanto si permanecemos horas sentados delante del ordenador como de pie, atendiendo a los clientes, sometemos a nuestro cuerpo a un estrés que puede acabar pasando factura.
Ahí es donde entra en juego la labor preventiva de la fisioterapia promoviendo hábitos saludables que nos ayuden a evitar lesiones, minimizando las molestias físicas, reduciendo el estrés muscular y mejorando nuestra calidad de vida.
Para ello, el profesional sanitario puede recurrir, entre otras técnicas, al masaje deportivo –ya sea previo o posterior a la actividad- que permita relajar o tonificar según qué zonas; y puede también pautar un entrenamiento físico óptimo en función de nuestra condición física.