Lo importante es mantener el equilibrio y no abusar de ellos para no perjudicar nuestra salud
Sin darnos cuenta nuestras vidas se han convertido en un ‘sin parar’ de actividad frenética. Nuestras agendas diarias están completas y solemos ir a todos sitios corriendo y con prisa.
Todo lo queremos para antes de ayer y la falta de tiempo ha hecho emerger una serie de productos que vienen a falicitarnos la vida porque nos hacen ganar tiempo sin darnos cuenta de que también nos acortan la vida.
Se trata de los alimentos ultraprocesados, que ya suponen el 80% de los productos que podemos encontrar en un supermercado. Estos alimentos suelen identificarse como buenos, bonitos y baratos.
Son fáciles de cocinar, bastan unos minutos en la sartén o en el microondas. Contienen aditivos adicionales con el propósito de facilitar su consumo.
Se diferencian de los productos procesados en que estos no sufren cambios sustanciales en su composición, mientras que los ultraprocesados sí lo hacen, incluso modificando su tamaño.
Se les suelen añadir conservantes, estabilizadores, emulsificantes, colorantes, etc.
Aunque muchos investigadores cuestionan que sean realmente perjudiciales para la salud, lo cierto es que lo recomendable es mantener el ansiado equilibrio.